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jueves, 22 de abril de 2010

Ordenando papeles, me encontré con esta bella historia, y he decidido compartirla con todos vosotros. Es una historia que te da que pensar, y que demuestra que la mayor lección que podemos legar a nuestros hijos es nuestra manera de actuar y comportarnos, sobre todo con aquellos que dedicaron su vida a nosotros. Espero que os emocione como a mí. Un abrazo a todos.








El viejo abuelo y el nieto



Érase una vez un hombre muy anciano, al que los ojos se le habían vuelto turbios, sordos lo oídos, y las  rodillas le temblaban.
Cuando estaba sentado a la mesa y ya casi no podía sostener la cuchara, derramaba lago de sopa sobre el mantel, y otro poco de sopa le volvía a salir también de la boca. Su hijo, y la esposa de su hijo, sentían asco, y, en consecuencia, el viejo abuelo hubo de sentarse en la esquina detrás de la estufa. Le daban la comida en un cuenco de barro, y ésta ni siquiera era suficiente para saciarle. Cierto día, sus manos temblorosas no pudieron sujetar el cuenco y cayó al suelo y se rompió. La mujer le regañó, mas él no dijo nada y se limitó a suspirar. Entonces, ella le compró por pocas monedas una vasija de madera, en la que él habría de comer en adelante. Cuando de esta forma están sentados, el nieto pequeño, de cuatro años, comienza acarrear tablillas y a dejarlas en el suelo. “¿qué estás haciendo?” le preguntó el padre
 “Voy a hacer un comedero”, respondió el niño,”para que coman de el papá y mamá cuando yo sea grande”. Entonces el padre y la madre se miraron un rato de hito en hito, comenzaron finalmente a llorar y se apresuraron a traer al viejo abuelo a la mesa. Desde entonces, le dejaron comer siempre junto a ellos, y tampoco dijeron nada si, alguna vez, derramaba un poco de sopa.

De los Cuentos de los Hermanos Grimm.


3 comentarios:

CORDOBESA dijo...

Que cruda realidad, cuando se llega a viejo, si no se tiene un poco de suerte de dar con buenos hijos, tiene que ser penoso el que no te traten con el mínimo cariño. Pronto se olvida que la persona que esta desvalida un día fue el que enseño a su hijo todo lo que este sabe.
Al menos en este cuento supieron rectificar, gracias a un niño. Pero la vida real los finales no son de cuento.... una pena.
Besitos.

JUANI dijo...

Es una historia conmovedora pero es la dura realidad, antes a los abuelos se les mimaba y se les comprendia, pero hoy nadie quiere abuelos,este cuento tiene un final de comprension, pero la realidad es mas dura.
un abrazo

Adriana Alba dijo...

Nos dejas un cuento y una bella enseñanza, para reflexionar!

Gracias Lola, abrazos!