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martes, 16 de junio de 2015



BUSCANDO LA IM-PECABILIDAD

Sin pecado, sin defecto, sin imperfección…


El poder de la palabra, aquel que hace ver y entender lo que somos, lo que expresamos, lo que sentimos.
Aquel que es capaz de sanar o de provocar dolor.
Comprender su poder nos hará salvadores o verdugos
Comprender su poder nos hará libres o esclavos
Es cuestión de elección
Es cuestión de
Buscar la impecabilidad

Im-pecabilidad
En nuestras palabras a la hora de tratarnos a nosotros mismos
A los demás
Im-pecabilidad
En nuestros gestos y pensamientos
Impecabilidad…


Impecable para transformar la rabia en amabilidad, la negatividad en gestos positivos. Impecable para optar por el buen humor, la alegría y la serenidad.
Impecable para ser capaz de aceptar las opiniones ajenas sin juicio. Impecable para no  juzgarte.
Impecable para que en medio de la tormenta sepas mantener la calma.
Impecable, para decidir tomar el control de tu vida convirtiendo esta palabra en tu realidad cotidiana.

Impecable; sin mancha, sin defecto, sin imperfección.

miércoles, 3 de junio de 2015


Mantengo una actitud de absoluta quietud mientras escucho el apacible sonido del aire mezclándose  con mi pelo.
Me quedo quieta, muy quieta mientras mis pies hundidos en la arena sienten ese cálido masaje y observo cuánta paz puede haber en este instante.
Respiro ese olor a sal, a mar y me dejo llenar hasta que mis pulmones no pueden más y exhalo despacio, muy despacio permitiendo que todo mi cuerpo participe con atención plena.
No hay ni un antes ni un después, sólo el momento único e irrepetible
Dejo que mis párpados cerrados sientan la luz y el calor de un sol suave…
…y es justo en ese instante que descubro la más hermosa melodía.
El sonido de las olas que van y vienen al mismo ritmo de mi respiración
Unas gaviotas que revolotean muy cerquita de mi posición
Un perro que ladra allá a lo lejos
Unas voces que hablan entre risas.
Y siento que todo es perfecto
El viento empieza a cambiar su fuerza y el mar se agita con el
Ya no oigo las voces, ni el perro ni las gaviotas.
Abro los ojos y el paisaje ha cambiado.
Escucho el claxon de algún coche impaciente
Y saco los pies húmedos de una arena que está siendo invadida por el mar
Vuelvo a respirar profundamente mientras recojo mi silla, mi libro y mi toalla.
Y despidiéndome agradecida me dispongo a vivir otro instante de esto

Que llamamos vida.