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lunes, 26 de julio de 2010

LA DIGNIDAD PERDIDA
  Cristina llevaba recluida varios meses de manera voluntaria en su domicilio y aunque sabía del sufrimiento que esto provocaba en sus familiares y amigos, por el momento no estaba dispuesta a reanunciar a la decisión que tomo en su día.
   ¿Porqué nadie podía entender que necesitaba de esta soledad elegida?, ¿porqué no la dejaban tranquila?, estaba bien, ¿es que nadie podía hacer el esfuerzo de entenderla?
   Había terminado por desconectar el teléfono y a punto estuvo de darse de baja en la compañía eléctrica, no soportaba el timbre, ni la radio, ni por supuesto la televisión. La televisión, aquel maldito aparato que provocó su estado de derrota. Porque así es como se sentía, derrotada y fracasada.
   Cristina era una periodista que tras mucho empeño, consiguió entrar a formar parte del equipo televisivo más importante del momento, pero ahora se preguntaba si todo aquel esfuerzo mereció la pena. Le llevó muchos años de servir cafés y correos para llegar a lo que ella llegó en un momento dado a entender como la cumbre de su profesión. Ingenua de mí, pensó. Y yo que creía que me querían y respetaban en la profesión.
   Cuando con 25 años se vio por primera vez en la pequeña pantalla creyó haber alcanzado el paraíso, todo el mundo quería tener trato con ella, todos se disputaban su amistad. Y ahora ¿qué quedaba de aquellos amigos?, ¿dónde estaban aquellos que la proclamaban e invitaban a todos los programas? Es injusto, pensó. Pero sobre todo es penoso.

  Ella que llegó con predisposición y mucha vocación, se vio envuelta entre compensaciones económicas y falsos parabienes al acomodo del títere mediático y la falsa autoestima de su conciencia le falló, así como la dignidad, que la hizo venderse al mejor postor.

   Al contrario de lo que se pudiera pensar, Cristina, estaba tranquila, sólo necesitaba unos días de soledad para poner sus ideas en orden, al fin y al cabo, la decisión de abandonar todo aquel mundo la provocó ella. Sólo le hicieron falta veinte reputaciones tiradas por los suelos, cuarenta ataques de ansiedad de algunos famosos, unos pocos matrimonios ninguneados y muchos insultos gratuitos para darse cuenta de lo que había hecho de su profesión, aquella que con tanta ilusión y esfuerzo tanto de sus padres como suyo propio le había costado conseguir. Hasta que,  una mañana cansada de tanta falsa apariencia decidió escribir en un diario de máxima tirada todo cuanto había vivido en sus pocos años televisivos. Contó cómo los directivos abonaban la difamación, los infundíos y la chabacanería  y del  sometimiento de sus súbditos que aplauden cualquier acoso en nombre de la libertad de expresión. Lógicamente su despido fue inminente, con la consiguiente MALA PRENSA HACIA ELLA en todos los programas de parecido enfoque. El juego se había invertido.
   Aún así se sentía satisfecha de haberse dado cuenta antes de llegar más lejos, pero seguía sintiendo  la necesidad de disfrutar de su soledad, por lo menos, hasta que fuese capaz de perdonarse a si misma por el daño causado a tanta gente, pero sobre todo del daño causado a su propia conciencia y dignidad profesional. Porque la dignidad no consiste en conseguir honores sino en merecerlos. Y no hay nada más doloroso en este mundo que perder el respeto por uno mismo y ella había entendido que tenía que recuperar el suyo antes de salir en busca de un nuevo trabajo.
  

LOLA CONESA ARTES

¡¡¡FELIZ SEMANA!!!

5 comentarios:

Adriana Alba dijo...

Sin duda una nueva vida para Cristina.
Me encantó el relato, porque se puede trasladar casi a cualquier ámbito.
llega un momento en la vida de los seres humanos donde hay que replantearse de que manera queremos seguir viviendo...

Por supuesto la decisión siempre es nuestra, pero vale la pena intentarlo.

Maravilloso, gracias Lola.

Tintero creativo dijo...

Bravo por ella y por ti por escribir eta historia tan real, sabes hizo lo mejor que podía hacer quitar la careta a toda la falsa que tenía a su alrededor, los amigos no eran tales amigos por que un amigo está siempre a tu lado y parece que se esfumaron, los grandes y famosos hombres sólo eran pura falsa y así sucesivamente, estoy segura que cuando termine sus reflexiones y esos días para poner todo en orden en los que desconectó la vida va a ser muy diferente para ella, va a empezar a respirar aire puro y a vivir, una abrazo

Sony dijo...

hola lola,me encanto la historia de cristina,real como la vida misma,real como lo que acontece cada dia en cualquier ambito de la vida,sea la rofesion que sea.
ojala ella pueda comenzar una vida nueva lejos de las personas que un dia creyeron poder quitarle a cristina su dignidad y vivir bajo sus principios.

un fuerte abrazo amiga y feliz semanita!!!!!!!!

ARIADNA dijo...

que bello relato, es tan cierto lo que dices uno a veces en el afan de volar alto traiciona las convicciones de uno mismo y de los demás y de pronto uno tiene que hacer un alto y revalorar si vale la pena¡¡ los sueños que se alcanzan tirando a otros de nada sirven eso es un hecho.

besitos.

Ana dijo...

Me guasto mucho el relato.. Los CAmbios cuestan y mucho.... Gracias por visitarme .. me acaricas el alma ..con tus comentarios