Llevo mucho tiempo pensando en ti y tomo conciencia de que nunca
me has abandonado. Siempre has estado ahí, incluso mucho antes de que yo pisara
este suelo.
Mi mente consciente y lógica me impedía entender cuánto me
amas y ahora que dejo libertad a mi parte creativa e intuitiva vienes a mi
encuentro cada día, cada noche.
Es momento de recuperar la conexión que ya conocían y
veneraban mis ancestros. Ahora alzo la vista y sonrío porque sé que siempre
estás ahí, que siempre has estado ahí para todos, para absolutamente todos los
que habitamos este orbe.
Siento que nos
miras a todos por igual lo que hace que aún te admire más y que entienda el concepto
de unidad.
Siempre has estado en todos mis tiempos, mis ciclos. Me has
gritado desde la más absoluta oscuridad y has dado luz a mis más íntimos
anhelos.
Nacimiento y muerte se unen en una rueda interminable donde
no hay principio ni fin…
Y siento que danzo contigo, con la tierra, con el mar y todo
es perfecto.
Te observo, me
observo y es en esa contemplación donde encuentro el auténtico sentido de la
vida.
Te observo y siento como en cada una de tus fases, todo se
mueve contigo, todos nos movemos contigo en una danza sutil y etérea.
Siento tu luz plateada apuntando directamente al corazón y
me pierdo en el tiempo…fluyendo, libre.
Será tu influjo mi amada y omnipresente luna.