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domingo, 25 de enero de 2015

LA CLARIDAD DE UN INSTANTE




 Aquello que llamamos señales y que sólo le ponemos el nombre porque  hacemos caso omiso a ellas. Esas que se presentan delante de tus narices una y otra vez y bordeamos, rodeamos o esquivamos para no enfrentarnos a esa realidad que en el fondo estamos demandando e ignoramos en una obstinación obsesiva a no querer verlas.
Esas mismas que un día cansadas de que huyas de ellas se te presentan vestidas de negro reclamando su parte de protagonismo. Esas mismas que ya no puedes esquivar más porque te postran ante ellas para que calles, escuches y entiendas.
Que aquí no hay vuelta atrás porque llegó el tiempo de mirar de frente
No hay vuelta atrás porque ante ti tienes el espejo de la verdad no expresada
Aquella que escondías bajo losas de indiferencia castrando cualquier atisbo de seguridad.
Y he aquí que en la soledad del lienzo en blanco debes comenzar a trazar las líneas nuevas.
Ya no hay prisas ni evaluaciones. Por un instante el tiempo se detuvo para ti. Tu cuerpo, tu voz, tus fuerzas…bajaron el ritmo en un último intento de ayudar a clarificar el porque de esa angustia que frena todo intento de acción…
Y ahora dime… ¿qué sientes?
Qué sientes cuando te reconoces en la escena, cuando desde la distancia que te permite el atisbo de un nuevo horizonte vislumbras una nueva realidad, esa que también te pertenece por derecho.
No hay nada como la calma de un instante casi onírico para intuir la profundidad de un sentimiento.
Nada como el sentimiento de abandono total que antecede al paso firme y asumido de un despertar latente, de un aceptar que la vida, tu vida,  sucede estés o no presente.





martes, 13 de enero de 2015

MOMENTOS IRREPETIBLES





Cómo puedo mantener intacto en la memoria un momento mágico o extraordinario sin que la mente o la imaginación quieran participar en él convirtiéndolo en otra cosa distinta a la vivida.
Cómo retener la experiencia para que no se pierda entre los laberínticos recuerdos distorsionados.
Me quedo quieta, muy quieta respirando tan profundamente como mi capacidad pulmonar me permite e intento retener con el aire inhalado la imagen virgen del instante.
Suelto el aire tan despacio como puedo, tan en silencio como puedo a sabiendas de que este se acaba de convertir en pasado.
Y me despido con una reverencia de gratitud y una extraña pena en el corazón.
Porque hay momentos irrepetibles, hay momentos que se quedan incrustados en la leyenda de nuestra piel dando forma a lo somos a lo que sentimos a lo que damos…
Son esos momentos que la memoria es incapaz de reproducir por mucho empeño que pongamos en el recuerdo.

Son esos momentos de los que solo te queda un sentimiento y de los que por mucho que intentes evocarlos nunca, nunca se repetirán. Te parece que al intentar recordarlos los vivencies de nuevo…pero no, quedaron en esa exhalación lenta y consciente del momento vivido, ese que sólo es capaz de emular el sutil latido del corazón.