Párate a pensar por unos momentos en esta frase que
utilizamos a menudo; “trata a los demás como te gustaría ser tratado”
¿La aceptas cien por cien tal cual? ¿Estás segur@ de su
verdad?
Dejemos a un lado lo de que debemos hacer el bien etc, etc. Eso
lo tenemos más o menos claro, a mi no me gusta que me insulten por la calle por
lo tanto no lo hago a los demás. Hasta aquí, más o menos pensamos todos o casi todos
igual.
Pero yo pretendo ir un poco más lejos…
Verás, por ejemplo, a ti te gusta que tu pareja te traiga el
desayuno a la cama y ésta muy gustosa, lo hace. Entonces como a ti te sabe tan
bueno desayunar en la cama, das por
hecho que a ella también le gusta, ¿me sigues?...
El siguiente fin de semana decides hacer tú lo mismo por
ella (porque piensas que es lo mejor del mundo, y tu quieres lo mejor del mundo
para tu pareja) Te levantas primero y amorosamente preparas un delicioso
desayuno para llevárselo a la cama. Pero……lejos de disfrutarlo como lo harías
tu, se levanta con la bandeja y se sienta en la cocina con el periódico. (Para
tu pareja, ese es su momento de paz) y en el fondo lo sabes y no entiendes cómo
no agradece tu gesto con lo que a ti te gusta!!! Pero ella odia las migas
rulando por las sabanas, siempre se le vuelca el café y además no le resulta cómodo
leer el periódico con tanta cosa jugando al equilibrio.
¿Qué ocurre entonces?...te enfadas porque sientes que no ha
valorado tu gesto y os enredáis en una discusión sin fin. Juras y perjuras que nunca
más tratarás de complacerle. Si tu la
tratas exactamente como a ti te gusta ser tratada!!! ¿qué ha ocurrido
entonces?...
Y es que la mayoría de las veces, disfrazamos de amor
algunos gestos que por ser tan nuestros creemos que también lo deben ser para
quien comparte nuestra vida, y no hablo solo de parejas, sino de amigos, hijos,
padres…
¿Sigues pensando que debes tratar a los demás como te gustaría
ser tratad@?
O sería mejor para la salud de todos y en nombre del AMOR
tratar a los demás (aquí sólo incluyo a las relaciones cercanas) como les gustaría a ellos ser tratados. Si
a tu pareja le gusta desayunar en la cocina y con la prensa del día entre las
manos,¿ no sería más generoso complacerla? No hay mayor prueba de amor que
conocer lo que realmente quieren aquellos que nos rodean y dar a conocer sin ambigüedades
lo que realmente nos gusta.
Yo sinceramente, creo que nos ahorraríamos más de una
incomodidad.
Queridos amigos, después de unos meses de parón, aquí estoy de nuevo con energía renovadas.
Os dejo un fuerte abrazo a todos y cada uno de vosotros.