Algo profundo que desafía
toda explicación racional y a lo que es difícil poner palabras porque no las
hay, bucea en el interior del ser
intentando ser traducido al mundo.
Una sed innata que se
pierde en los recuerdos, te hace llegar al oasis interno para calmar la sed.
Y allí, donde la
percepción se vuelve real encuentras las respuestas reposadas. Las creencias limitantes desafían tu camino terrenal y van más allá convirtiéndote en arqueólogo
de un mundo inexplorado.
A cada paso que damos
vamos escribiendo nuestra historia, esa que solo nos atrevemos a leer en el
umbral de la despedida.
Y es ahí donde
comprendes y es ahí dónde nos gustaría haber estado porque sólo ahí somos
capaces de mirar de frente la realidad que rodea nuestra autentica esencia.
El amor, la gratitud
y el perdón que necesitamos para traspasar esta vida, son los pilares que deberían
regir nuestros caminos, y es algo que sostenemos a diario pero que practicamos
poco. Nos perdemos en la palabra y dejamos pasar la esencia misma del
sentimiento, aquel que perdurará más allá de nuestras vidas y que será la
vibración que nos recordará lo que fuimos, lo que dimos…
Buscamos algo que
desafía toda explicación, pero ese algo lo tenemos delante, está en nosotros
esperando que le demos carta blanca, esperando pacientes a que descubramos que
no lo encontraremos en la parte física del ser. No podemos verlo, no podemos
tocarlo, pero está ahí… esperando.
Deseando que le demos
forma, deseando que descubramos tú y yo
“LAS HUELLAS DEL ALMA”