No son simplemente materias primas, ni objeto de estudio científico o joyas preciosas. Los minerales, tienen una historia milenaria de tradiciones y leyendas, estando ligadas además a la magia, la astrología, la alquimia, la religión o la medicina.
Desde tiempos muy remotos a las piedras o cristales se le han atribuido propiedades mágicas o curativas. Pueblos de muy distintas culturas las han utilizado como símbolo de poder porque emiten vibraciones curativas, actuando tanto a nivel físico, como emocional.
La transparencia, la forma y el color de las piedras y los minerales indujeron a sacerdotes y filósofos a atribuirles virtudes mágicas. Las piedras trabajadas han sido, a través de la historia talismanes o amuletos cargados de simbolismo.
La curiosidad y la inquietud ante esta manifestación de la naturaleza hicieron que el hombre prehistórico fuese el primero en apreciar el valor de una piedra de sílex para convertirla en arma. El fue el primero en utilizar el carbono puro al observar el poder del colorante del negro humo.
El filósofo theofrasco, en el 300 a de C. escribió lo que se puede considerar como el primer tratado específico de Mineralogía con su obra “Las piedras” haciendo una clasificación metodológica de los minerales conocidos.
Alfonso X, el Sabio, Rey de Castilla y León, que tanto se preocupó por fomentar las ciencias y las artes, publicó su famoso “Lapidario”, catálogo en el que se describen un centenar de piedras preciosas, semipreciosas y minerales diversos acompañando a cada nombre la relación de sus virtudes benéficas o maléficas.
Los alquimistas poseían catálogos semejantes. Escribían sus libros en cábala, con ilustraciones alegóricas que disfrazaban sus experimentos. Y de estas experiencias, aunque no saliera la piedra filosofal, surgieron sin duda hallazgos, se descubrieron con certeza algunas propiedades y sobre todo se engendró la ciencia.
Los minerales se agrupan en una escala dividida en diez grados de dureza distintos: talco, yeso, calcita, fluorita, apatito, feldespato, cuarzo, topacio, corindón y diamante de forma que cada uno raye a los que tienen una dureza inferior.
Hoy en día las piedras o cristales, no han dejado de atraer, aportando luz, armonía, belleza y sabiduría tanto si están pulidas, talladas o en bruto tal cual nos las regala la naturaleza.
Generalmente los cristales opacos (malaquita, lapislázuli, hematíe,...) son receptores de energía, y los transparentes (cuarzo, aguamarina, amatista y diamante) son emisores y regeneradores. Según sea su estado, forma o color desempeñan distintas funciones…
… Pero esto, os lo contaré en la próxima entrada. Hasta entonces os mando todo mi cariño y fuerte abrazo.