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domingo, 25 de enero de 2015

LA CLARIDAD DE UN INSTANTE




 Aquello que llamamos señales y que sólo le ponemos el nombre porque  hacemos caso omiso a ellas. Esas que se presentan delante de tus narices una y otra vez y bordeamos, rodeamos o esquivamos para no enfrentarnos a esa realidad que en el fondo estamos demandando e ignoramos en una obstinación obsesiva a no querer verlas.
Esas mismas que un día cansadas de que huyas de ellas se te presentan vestidas de negro reclamando su parte de protagonismo. Esas mismas que ya no puedes esquivar más porque te postran ante ellas para que calles, escuches y entiendas.
Que aquí no hay vuelta atrás porque llegó el tiempo de mirar de frente
No hay vuelta atrás porque ante ti tienes el espejo de la verdad no expresada
Aquella que escondías bajo losas de indiferencia castrando cualquier atisbo de seguridad.
Y he aquí que en la soledad del lienzo en blanco debes comenzar a trazar las líneas nuevas.
Ya no hay prisas ni evaluaciones. Por un instante el tiempo se detuvo para ti. Tu cuerpo, tu voz, tus fuerzas…bajaron el ritmo en un último intento de ayudar a clarificar el porque de esa angustia que frena todo intento de acción…
Y ahora dime… ¿qué sientes?
Qué sientes cuando te reconoces en la escena, cuando desde la distancia que te permite el atisbo de un nuevo horizonte vislumbras una nueva realidad, esa que también te pertenece por derecho.
No hay nada como la calma de un instante casi onírico para intuir la profundidad de un sentimiento.
Nada como el sentimiento de abandono total que antecede al paso firme y asumido de un despertar latente, de un aceptar que la vida, tu vida,  sucede estés o no presente.





6 comentarios:

Nereidas-andresdeartabroblogpost,com dijo...

Muy lírico y ademas de nostálgico y realista con una narración poética realmente bella
Besos
André

Mª Jesús Muñoz dijo...

Es cierto, que la vida nos deja cada día señales y presagios, que debemos entender...Nuestro corazón se aferra a sus apegos, a sus costumbres de vida, mientras la mente vislumbra con claridad objetiva, que debemos cambiar y seguir adelante con valentía y optimismo...La vida llega y hay cosas que no podemos cambiar,sino aceptar con serenidad...Otras cosas, quizá si podemos cambiarlas...Por tanto, debemos tener sabiduría para discernir lo uno y lo otro...
Mi gratitud y mi abrazo grande, Lola. Feliz semana, amiga.
M.Jesús

Ernesto. dijo...


Determinas muy bien el momento actual de la persona. Actual y de ayer, y sin duda del mañana. Y sin embargo no para todos es igual.

El despertar a lo que es. El florecer interior se está dando constantemente, como bien dices, pero la esquiva y la ignorancia, el no saber, consustancial con el hombre como lo son los dedos de sus manos y pies, hace que no todos lo logren... ¡hoy!.

Hoy, como ayer. Pues la meta establecida marca que todos lo alcanzaremos. En vagones de primera, segunda o tercera, todos llegaremos a la misma estación. Esa en la que, estés o no presente, la vida sucede.

Bonita manera, Lola, de señalar la vida.

Un gran abrazo mi buena miga.

Julia dijo...

Precioso blog..., acabo de conocerlo y me ha gustado mucho, así que con tu permiso me quedo.
Un abrazo y feliz semana.

José Ramón dijo...

Lola Su espacio es hermoso Saludos

M. J. Verdú dijo...

Totalmente de acuerdo, debemos aprender a parar, a detenernos en el instante, sin etiquetarlo y a veces percibiremos la vacuidad. Probaremos las mieles del desapego y entonces lo pequeños nos parecerá grandioso