Temiendo enfrentarse a los reproches dejaron pasar las lunas y en el encubierto olvido postergaron la llegada.
Recrearon vidas inventadas y cerrando puertas y ventanas aceleraron la retirada.
Miradas indecisas se cruzaban interrogantes.
Y entre tentaciones anuladas y deseos reprimidos cayeron las hojas de dos otoños no vividos.
La tempestad nunca llegaba, y la paz deseada parecía perderse en la bruma de la indiferencia.
Pero nada de aquello era real.
Raíces profundas impedían la separación total de aquél universo creado para durar.
Hoy, el azar decidió jugar, echar las cartas y provocar.
El tiempo se detuvo olvidando esos otoños.
La memoria intacta de otros tiempos suavizó la partida.
No fueron tiempos perdidos, los ganamos para gritar
Que las segundas oportunidades fueron creadas
Para aprender a amar.
(Queridos amigos, hoy muy especialmente me vais a permitir que les dedique estas letras a mis amigas de “la peña de la araña”. Decirles a todas que las quiero y que espero de corazón que todo vuelva a ser como antes, porque nuestro universo fue creado para durar)