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martes, 8 de marzo de 2011

EL VALOR DE UN SIMPLE PLÁTANO



En esta sociedad en la que continuamente tenemos que estar justificándonos por todo y en la que apenas se concibe que alguien haga algo sin esperar grandes remuneraciones económicas, me alegra enormemente encontrarme de vez en cuando con personas capaces de saltarse las “reglas del juego”, y que son capaces de “ofrecerse” a cambio de un simple gesto de gratitud, a cambio de un plátano…
Esta carta apareció en el suplemento de un diario, y me pareció tan autentica y tan digna de admiración que no me he podido resistir a la tentación de exponerla en el blog.
Espero que os sugiera tanto como a mí…Es un canto a la satisfacción por el trabajo bien hecho.




Un simple plátano


Después de 11 años trabajando como médico en uno de los países que hemos bautizado como ‘Tercer Mundo’, debí volver a mi casa por asuntos personales.
En una cena familiar, un pariente cercano me preguntó que para qué había estudiado Medicina si estaba malviviendo en una zona perdida de la selva. Sin siquiera darme tiempo a responder, justificaba socarronamente su duda afirmando que, para vivir así, mejor me hubiera hecho misionera y no habría tenido que ¿malgastar? los mejores años de mi juventud estudiando.
Lo realmente curioso es que casi todos los allí presentes le daban la razón haciéndome sentir un animal raro.
Quizá yo pensaría como ellos si me faltase la experiencia de estos años: muchos pacientes han llegado a ofrecerme un plátano como agradecimiento por haber ayudado en un parto o haber aliviado un dolor innecesario de una enfermedad incurable.
Un simple plátano, qué miseria para nuestros estómagos saciados,
 ¿verdad?. Lo que muchos no saben es que dos plátanos son la cena incluso la comida de un día completo de un matrimonio con tres niños. Sin embargo, en una acción de máxima gratitud (eso que a los occidentales nos falta) han reconocido mi modesto trabajo compartiendo conmigo lo máximo que tienen. ¿Puede un profesional sentir mayor satisfacción?                    
                                                                             Dulcina Fonseca García

14 comentarios:

Mª Carmen dijo...

Una entrada preciosa amiga yo creo tambien que no hay nada más gratificante que ayudar a los que de verdad lo necesitan aunque los demás no lo entiendan, ojalá hubiera muchas personas así.Besitos.

José Ramón dijo...

Lola una entrada maravillosa
Vivimos esperando que vamos a recibir y la grandeza del corazón tiene más valor que el simple dinero que puedas recibir
¡Feliz Día de la Mujer!
Saludos desde
Abstracción textos y Reflexión.

Sony dijo...

hola loli,preciosa historia y llena de enseñanzas.pienso que si alguien da parte de su tiempo,su conocimiento,su trabajo,o simplemante hecha una mano a alguien ya por el mero hecho de poder ayudar o colaborar y que se tretribuya con un gracias y una sonrisa,eso no tiene precio.

me ancanto la historia del platano,por cierto,es mi fruta preferida jajajajja

quiero saludarte amiga en este dia y desearte un muy feliz dia de la mujer acompañado de un fuerte abrazo,gracias por tu tierna amistad loli!!!!!

Jose Manuel Iglesias Riveiro dijo...

Que tristeza, que es lo que nos pasa, en que estamos convirtiéndonos esta sociedad burguesa y capitalista que, no sabemos apreciar ni valorar las buenas y desinteresadas acciones de estas personas moralmente por encima de sus detractores. Que tristeza.
Un abrazo.

CORDOBESA dijo...

Que bonita entrada Lola. Es maravillo ver como hay personas que a penas tienen nada y sin embargo son generosas a la hora de agradecer algo. Seguro que ese plátano le supo a gloria bendita a la medico que ayudo en lo que pudo. Y se sintió mejor pagada que con un puñado de dinero.
Felicidades en este día de la mujer, te dejo un abrazo.

julia rubiera dijo...

bellisima entrada nos regalas, esta asturiana te da inmensas gracias por hacernos participes de ella y te manda un besin muy muy grande.

Adriana Alba dijo...

Excelente entrada Lola y en un día especial como el día de la mujer!

Te deseo lo mejor amiga, gracias por compartir tan bellos textos, tan enriquecedores y llenos de sabiduría.

Abrazos y felicidades en este Día!

Alicia dijo...

Que historia más maravillosa Lola, me he emocionado al leerla.
Es cierto: que poco valor le damos a la cosas cuando abundan. Al leer cosas como la carta que has puesto seguro que much@os nos avergonzamos de no ser un poquito más humildes y solidarios...

Besos.

Luján Fraix dijo...

HOLA LOLA
GRACIAS POR LLEGAR HASTA MI BLOG.
MUY REFLEXIVO TU RELATO, UNA VERDADERA ENSEÑANZA CARGADA DE SABIDURÍA Y DE NOBLEZA.

BESITO
FELIZ DIA DE LA MUJER PARA TI!!!

Irene dijo...

Qué ignorancia tan grande la de sus allegados!!!
Lo mejor es ser eficiente en la vida y útil y poner la sabiduría, artes y estudio de cada uno según sus capacidades, a favor de los demás.
Bonita entrada Lola.
un besazo.

Liliana Lucki dijo...

Lola:

Una carta maravillosa que debería ser leída en

las escuelas.

Los valores se distorcionan !!!!!

Esos que critican y no comprenden, se pierden lo mas

grande de la vida.La pura GRATITUD.

Mi saludo, Liliana

Carla dijo...

Soñar y soñar, atrévete a compartir tus sueños con los seguidores del blog http://mentedeseda.blogspot.com :)

Un beso!*

Tia Lelé dijo...

Que hermosa entrada has hecho.Este relato me recuerda a mi querido e inolvidable Doctor Favaloro.Te dejo un beso.

teresa dijo...

Lola, lo que nos pasa es que no sabemos valorar lo que tenemos y creemos que todo lo merecemos, porque si. Dar lo que sobra, no es ningun mérito, dar lo único que se tiene, eso si que es demostrar agradecimiento. Una preciosa entrada para darnos cuenta de muchas cosas. Un fuerte abrazo querida amiga.